La pasión escondida en la promotoría

La creación de una promotoría responde al llamado de cumplir con la misión de servir con pasión a las personas. Lo primero es reconocer al aliado ideal: la compañía de seguros, que por sus características operativas, diseño de productos e infraestructura, facilita el emprendimiento.

Convertirse en promotor requiere de una fuerte dosis de pasión y respeto por la carrera del intermediario. Es por eso que se debe reflexionar sobre cuáles deberían ser las características y perfiles esenciales para garantizar el éxito de la promotoría. Además, es crucial haber desarrollado una vocación como agente de seguros, puesto que ahí es donde se incuban el gusto y la pasión por la industria y por el servicio.

Es vital comprender el significado de la oportunidad de crear talento y acompañarlo para alcanzar grandes resultados. Esto, acompañado con la experiencia y el conocimiento técnico promueve la formación de personas y de equipos de alto rendimiento.

Para conseguir lo anterior, es fundamental seleccionar personas que denoten dedicación y pasión con lo que hacen y que estén dispuestas a adquirir el conocimiento para realizar su trabajo de manera profesional, sobre todo porque la profesión de agente de seguros es de sensibilización, de concientización y de ejecutar todos los días la tarea de convencer a las personas acerca de la importancia de la prevención.

La principal función de un promotor es la capacidad de trabajar sobre objetivos y, sobre todo, desarrollar la manera de cumplirlos. Es por eso que las promotorías tienen la responsabilidad de capacitar profesionalmente a los intermediarios y paralelamente, contribuir al establecimiento de metas y objetivos. Finalmente, el valor de la operación de la promotoría radica en el soporte que le brinda a sus agentes.

 

Con información de Revista Mexicana de Seguros y Fianzas

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